Las investigaciones de J. Piaget sobre los modos de operar de la 
inteligencia en el niño han generado una nueva concepción del desarrollo 
y del aprendizaje humano. Piaget ha superado tanto las teorías innatistas 
del aprendizaje como las empiristas; pero, además, ha concebido todo el 
desarrollo humano en función de un determinado concepto de persona 
(fundamentalmente autónoma y moral). Esta nueva teoría del aprender ha 
llevado, a su vez, a repensar el sentido de la función de la enseñanza.
 
Desgraciadamente los docentes que utilizan las obras de J.Piaget reducen 
con frecuencia su teoría a los minuciosos aspectos cognitivos (etapas de 
la inteligencia); pero pierden de vista la finalidad personal a la que, 
según este ginebrino, tiende todo este proceso de aprender, e ignoran 
los supuestos filosóficos de la interpretación piagetiana. 
Esto implica que no pocos docentes corren el riesgo de usar instrumentos y técnicas 
didácticas de moda sin una clara idea de la finalidad para la cual las 
usan, convirtiendo esas técnicas en recetas mecánicas, dado que carecen 
de una teoría que esclarezca, potencie y corrija la práctica con 
flexibilidad.
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